El pasado día 13 de diciembre el diario «El Mundo» publicaba una información que se refería a la intervención de la juez decana de Barcelona, María Sanahuja, en la presentación del libro de José Díaz Herrera,
El varón castrado. Sorprendentemente (¿o no?) ha tenido muy poco eco, y yo creo que pone el dedo en la llaga de la claudicación ante varios elementos básicos del Estado de Derecho: la igualdad ante la la ley, la presunción de inocencia y la imposibilidad de condenar sin pruebas.
«Hemos causado un gran dolor a un montón de hombres»
La juez decana de Barcelona, Maria Sanahuja, denuncia «miles» de detenciones masivas «sin apenas indicios» por malos tratos
CAROL ÁLVAREZ
BARCELONA.- «No hay delito que lleve a la detención masiva de miles de hombres, sin apenas indicios», denuncia la juez decana de Barcelona, Maria Sanahuja, pero la aplicación de la Ley Integral de Violencia de Género lleva a hacer real esta situación, «propia de regímenes totalitarios», advierte la decana. Fue ese el pensamiento de Sanahuja cuando concluyó, ayer, que «la Justicia española aún ha de hacer la transición democrática».
Sanahuja denunció esta norma desde una óptica que supone una pirueta novedosa, la que reivindica la indefensión de los hombres, victimas de una ley que los discrimina y que «causa una vulneración de derechos fundamentales en nuestro país que repugna».
El contexto en el que la decana hizo estas manifestaciones fue la presentación del libro El varón castrado, que, según su autor, José Díaz Herrera, pretende desvelar las verdades y mentiras de la violencia doméstica en España.
Sanahuja lamento que el problema de la violencia, con toda la gravedad que comporta, «se ha llevado a un punto de locura» que ha generado un uso «abusivo» de la ley, la destrucción de la prueba del proceso y la ausencia de presunción de inocencia.
La juez decana de Barcelona forma parte del movimiento denominado El otro feminismo, que rechaza la discriminación positiva que recoge la controvertida ley porque podría vulnerar varios derechos, como el de igualdad, el de legalidad, el derecho a la libertad y a la seguridad o a la tutela judicial efectiva.
Y, yendo de lo general a lo particular, Sanahuja apunto que «una condena injusta genera una violencia tremenda, una espiral en que la victima entra en un proceso de autodestrucción», pierde el control de sus actos, redobla la violencia e incluso acaba recurriendo al suicidio.
Entonando el mea culpa como copartícipe de las consecuencias que acarrea esta polémica Ley contra la Violencia de Género –«todos somos responsables»–, Sanahuja señaló que «hemos causado un gran dolor a un montón de hombres».
La juez advierte que la responsabilidad del desaguisado que provoca la ley se remonta al Ejecutivo del Partido Popular y a la reforma del Código Penal de 1993, pero que el cambio de gobierno no sólo no enmendó este error, sino que lo perpetuó en distintas revisiones del tipo delictivo que tuvieron como colofón la actual Ley Integral. «El PSOE ha compendiado lo que hizo el PP», señala Sanahuja, y lo ha hecho con el apoyo unánime del Congreso.
Y es que, razona la juez, «castigar mas al hombre no tiene ningún sentido» y es totalmente desproporcionado haber llegado al extremo actual, que ha llevado la «mala educación al Código Penal». De hecho, la decana espera que la futura reforma del Código Penal coja el toro por los cuernos y devuelva la problemática «a su justo término».
«Si incluimos las faltas de educación en el Código Penal, no dejaremos a nadie fuera de la cárcel, porque todos habremos sido maltratadores alguna vez», advirtió.
Sanahuja lamentó, igualmente, que la parte realmente positiva de la ley, la que prevé recursos asistenciales, no se haya desplegado
(El Mundo 20/12/2006)
Etiquetas: hombres indefensos, violencia doméstica