Gallardón: el burro de Troya
Hace algún tiempo que no me pasaba por aquí. No, no han sido las vacaciones que aún no he disfrutado/padecido las culpables, sino la desgana del estío político que me hastía hasta la extenuación. Me inunda la vagancia motriz con la que agosto suele arrastrar a la mayoría de los mortales. Claro que, en el caso de nuestro Presidente de Bobierno, siempre es agosto.
Pero hay algo que me excita, me encandila: las falsedades con antifaz que el peor alcalde más votado suelta de vez en cuando. No las voy a criticar ahora, pero sí a Rajoy por no haber mandado a hacer puñetas a este supuesto correligionario. Lo hice ahora hace un año y repito lo que dije:
"Se lo he comentado a varias personas cercanas este verano y él se empeña en darme la razón: Rajoy debería aprovechar este mes de agosto (ya queda poco) para decirle al alcalde de Madrid que tomáse las de Villadiego, que se diera el piro, que se abriera, que le largara "date el bote, so zote". Que, como a la pareja infiel, cuando fuera a meter la llave en la cerradura de la puerta de Correos, a la vuelta de las vacaciones, los goznes se resistiesen...."
(¡Ay, Gay,... Gayardón! - 18/08/2006)
Claro que, si entonces hablaba de caballo, hoy no puedo pasar de evocar a un vulgar asno, acémila de Troya.
Perdón por la moderada inmoderación moderadora.
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