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13 de mayo de 2007

¡Dios me libre!

ZP en el congreso de León en 1994
Yo nunca diría que es usted un iletrado peligroso, señor Zapatero, no diría, vamos, que es usted capaz de hacer trampas para sacar mejores notas que los otros niños.
No se me ocurriría pensar que usted, señor Zapatero, cuando ofrecía el pacto por las libertades y contra el terrorismo, tenía unas intenciones tan aviesas que lo único que ofrecía al PP era la oportunidad de decir que no, para después acusarle de no querer la paz.
No se me ocurriría decir, ¡por favor!, que es usted, señor Zapatero, un malnacido que ha llevado a España a la antidemocrática situación de que las mujeres -por el mero hecho de serlo- no puedan ser elegibles y los asesinos y sus cómplices sí; no, no se me ocurriría jamás decir que es usted un sinvergüenza, no lo haría, porque yo no insulto, no es mi estilo.
Dios me libre de decir que es usted, señor Zapatero, un golpista de la peor ralea, y ni siquiera de imaginar que se aprovechó de la muerte de casi 200 personas para acabar con la esencia de nuestra nación. No, yo no insulto, no es mi estilo, líbreme Dios de proclamar su ruindad, su fascismo, su estalinismo, su castrismo, su felipismo, su idiocia, líbreme el Señor, porque, aunque quisiera, no lo haría, que el insulto es muy feo y yo no lo haré.
Además, no le insultaré porque tengo un talante estupendo y usted me cae bien. Claro que mi amor por su persona no podrá nunca llegar a ser incondicional hasta que no explique por qué en su partido pedían su dimisión cuando, de un plumazo, en 1994 dejaron sin voto a unos 2.000 militantes que no le iban a elegir a usted como Secretario Provincial del Partido en León.

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