Imaginemos

Imaginemos que Víctor Manuel, en lugar de grabar su canción «Un gran hombre» -dedicada a ensalzar las grandezas de Franco- en 1966, la hubiera grabado, digamos, en 2002.
Supongamos que las ventas superan todas las previsiones, y la loa a don Francisco saca a Víctor Manuel de la pobreza. Un suponer, ya digo.
Imaginemos -sólo imaginemos ¡eh!, que os veo venir- que la lluvia de millones es de tal calibre que al contable que le lleva la cosa se le escapa declarar a Hacienda -¡qué miedo!-... ná, unos milloncejos, calderilla.
Pongámonos en que, como implacable que es, Hacienda va a por el cantautor, que Aznar se planta en la comisaría de Entrevías para felicitar al comisario por su gran labor contra la mafia del microsurco y, por fin, imaginemos que al día siguiente una pareja a la antigua usanza se lleva preso a Víctor Manuel... y a Teddy Bautista(**) que pasaba por allí. Lo siguiente que imagino es a Ana Belén haciendo las maletas, porque lo del Prestige no deja de crecer y seguro que para distraer al personal del reguero de petróleo cualquier día la enchironan a ella también.
Imaginando, imaginando, las reacciones posteriores las dejo, por supuesto, a vuestra imaginación. Os puede ser útil ver las que está habiendo con la detención de la Pantoja.

(**): aquí el imaginador no puede reprimir su imaginación.

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La canción decía y dice así (tras unas palabras en off de Franco):

Hay un país que la guerra marcó sin piedad.

Ese país de cenizas logró resurgir.

Años costó su tributo a la guerra pagar.

Hoy consiguió que se admire y respete su paz.

No, no conocí el azote de aquella invasión.

Vivo feliz en la tierra que aquél levantó.

Gracias le doy al gran hombre que supo alejar esa invasión que la senda venía a cambiar.

Otros vendrán que el camino no habrán de labrar.

Él lo labró, a los otros les toca sembrar.

Otros vendrán, el camino más limpio hallarán.

Deben seguir por la senda que aquél nos marcó.

No han de ocultar, hacia el hombre que trajo esta paz, su admiración.

Y por favor pido siga esta paz.