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5 de octubre de 2008

¡Viva la democracia!

Este es el funcionamiento, grosso modo, de la operativa en futuros de las bolsas:
a) compras un futuro (ponerse largo) y si sube el índice, por cada punto que suba, la Gestora te abona 10 euros; si baja, por cada punto, pierdes 10 euros.
b) vendes un futuro (ponerse corto) y si baja el índice, por cada punto que baje, la Gestora te abona 10 euros; si sube, por cada punto, pierdes 10 euros.
La liquidación, mientras no cierres la posición, se efectúa todos los días. Al final de cada sesión, si has ganado, te lo abonan en tu cuenta y si has perdido, te retiran de la misma la cantidad correspondiente, por lo que te exigen que tengas en ella una previsión (20000 euros o así, creo).

El pasado lunes el índice Dow Jones (DJIA) experimentó la caída más grande en términos absolutos de su historia: 778 puntos. Todos aquellos que vendieron futuros sobre el DJIA, suponiendo que la liquidación se hubiese efectuado como en España, habrían ganado por cada futuro 7780 euros.
Si, además, fueron listos, cerraron la posición y abrieron posiciones largas, es decir, compraron futuros sobre el DJIA, pensando que al día siguiente iba a subir el Dow Jones, el martes hubieran ganado por cada futuro 4750 euros, toda vez que el índice subió 475 puntos. En total, en dos días más de 12500 euros por futuro. Si en lugar de operar con un sólo contrato, se ponen en juego diez, hubieras obtenido 125000 euros.

Operar en futuros tiene mucho riesgo y, por ello, es clave tener información sobre aquellos acontecimientos que pueden influir en bruscos movimientos de valores concretos o de mercados globales. Por ejemplo, si uno es capaz, por medio del Calendario Zaragozano u otro método igual de científico, de adivinar que un tormentón va arruinar la cosecha de uva de la Rioja, compraría, si existieran, futuros en el mercado del vino, pues su precio se dispararía.

En el caso que nos ocupa, ¿quién o quienes eran los que sabían el viernes 26 de septiembre que el lunes 29 la bolsa de New York se desplomaría como no lo había hecho hasta ahora?, ¿y quién o quiénes sabían que iba a subir al día siguiente como lo hizo? No sé; yo algo he oído de que los votaron que sí a Bush el viernes 3 (la mayoría eran de Obama y sus amigos) habían dicho el lunes 29 que no, y el martes que ya veremos.

¿Conclusiones? Bueno, pues cada uno saque las suyas, pero a mi todo aquello que decía Federico Jiménez Losantos del ejemplo democrático de los estadounidenses al rebelarse contra la nomenklatura de sus partidos, tratándose de políticos, me chirría un poco.