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29 de julio de 2008

La certeza de la censura.

Cuando el Tribunal de Orden Público, la censura, en lo que a los periodistas se refería, era algo más bien incierto. Sí, ya sé que es seguro que los Principios Fundamentales del Movimiento eran inamovibles, intocables e, incluso, nombrarlos en vano te podía hacer la vida más difícil.

Pero, ¡ay, amigo!, publicabas que la mujer del ministro era una señora fetén, que tenía un pisar y un cruzar que ya quisiera la Garbo, y lo mismo te laureaban con algún premio del Sindicato que dabas con tus huesos en Carabanchel. Dependía de quién era el cónyuge/ministro del tranvía con faldas que tenía por esposa. Ahí estribaba la dificultad, la inseguridad dimanante de la falta de libertad, la incierta censura, que creó aquella forma periodística tan inteligente que se dio en llamar leer entre líneas.

Se cierra el círculo: de Fraga a Fraga.

Ánimo, Don Federico, a los represaliados. Como entonces cada condena del TOP, lo de la Remírez hoy es una medalla de honor más; que para honor, honor, el suyo, el de todos los que de una manera u otra seguimos, como entonces, haciendo frente a la falta de libertad.

Me sorprende que se escandalicen y le pidan grilletes porque usted, dicen, les insulta. A mi me encanta que los napoleoncitos zapateriales, prisaícos o PPleles, me/nos insulten, ¡sólo faltaría!

Recuerdo al Hermano Lobo: "¿Cuándo desaparecerá la censura cinematográfica en España?". "¡Auuuuuuuuuhhh!".

Yo, simplemente, me pregunto: ¿Cuándo desaparecerá la censura en España?
No perdamos la esperanza, en mi tierra (ahora, territorio) se dice para los incrédulos que "se ha visto bueyes cagar adobes"