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3 de abril de 2007

Carrusel deportivo

Para los incondicionales que nos siguen -más a Milola, como es lógico- recordaré mi teoría de que lo que nos lleva ocurriendo desde antes de las elecciones de marzo de 2004, es un golpe de estado en presente continuo. Es, quizás, lo único innovador que ha aportado nuestro inmarcesible y vago Presidente de Bobierno (en tu honor, Bachi): su fe ciega de vivir en un país donde la gente ve cómo se asalta la Ley día tras día, y no sólo no le parece mal, sino que incluso lo justifica.

Le ha cogido el gusto a saltarse los principios, a modificar las reglas del juego.
- "Pero si vamos perdiendo 6-0 y sólo falta un minuto para finalizar" -le dicen sus lamevientres- "¿cómo vamos a dar la vuelta al resultado? Es imposible".
Pero, en ese momento, surge la gran ideica: el comosea.
- "A ver, arbitrillo, tiempo muerto"
- "Lo siento, señor Presidente, pero en el furbo no hay tiempo muerto" -responde el trencilla.
- "¡Maritereee!" -vocifera el apuesto leonés supuesto, dirigiéndose a la bella Vice-, "dile al Comando Cándido que me redaten -¡Dios!, ya me parezco a Pepiño-, que me redacten una ley que diga que nosotros podemos pedir tiempo muerto siempre que queramos, y que el último minuto que viene durará el tiempo que le dé al árbitro de expulsar a cinco y el portero de los otros, y a nosotros de marcar tantos goles como sean necesarios para conseguir la gran victoria que necesitamos"
- "Vale" -dice la bella e inteligente cuartoturnante- "y qué excusa le damos al Consejo de Establo, digo de Estado, sobre qué debemos poner en el preámbulo".
- "La paz, Maritere, la paz. Y date prisa, que los de la SER ya no saben qué decir para justificar lo del tiempo muerto"

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