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22 de enero de 2007

Cuando De la Vogue se quedó sorda


Los estudiosos de la psicología experimental y la psicobiología hablaban siempre de diferentes tipos de memorias. Sin ánimo de ser exhaustivo, nombraré algunas: Memoria a Largo Plazo, Memoria a Corto Plazo, Memoria Operativa, etc. Hoy en día, quizá la más útil es la Memoria Google. Funciona queramos o no y cada vez mejor.
Rapasando algunas cosas, me topé con las informaciones posteriores a aquella manifestación de la AVT donde Bono fue por lana agasajadora y salió, digamos caritativamente, con sus actitudes descritas en voz alta. Con motivo de ello, hubo salidas de pata de banco de los antidemócratas del PSOE curiosas --más allá de comportamientos netamente franco-castristas, como detener a los adversarios políticos--, y una de ellas fue la del alcalduco de Zaragoza, Belloch (Luis Alberto, que le decía el malvado González). Nos advertía -¡ojo!, ¡cuidado!- don Juan Alberto que llevaba una bestia dormida en su interior.


Como no paro quieto, que es que hay días que parece que tengo azogue, he encontrado unas fotos, de cuando la aprobación de aquella nefasta ocurrencia llamada Código Penal, que quizás aclaren este enigma de la bestia y de por qué la señora De la Vega parece haberse quedado sorda, pues no responde a lo que le preguntan ni a la de trescientas. Recuerdo que a Belloch también se le conoció (no recuerdo de quien fue el ingenio) en aquellos tiempos con el sobrenombre de «el cochero de Drácula». Quizás fue por esa foto.

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