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18 de enero de 2007

Andanzas de López Garrido, nuestro héroe


Año 1995, Garzón había pedido al Gobierno del GAL que desclasificara unos documentos, que obraban en poder de los servicios secretos, porque eran necesarios para continuar la investigación del terrorismo de estado. González y cía., con el cantinfleo acostumbrado, se habían negado y López , según el 15 de octubre informó Efe, calificó de «inconsistentes» los argumentos dados por el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y añadió: «El sentido común dice que hay que colaborar con la Justicia por encima de cualquier ley ordinaria, por lo que no comprendo cómo apeló Rubalcaba al sentido común para no facilitar los documentos».

Él ya había comenzado a dar muestras de prepararse el desembarco en Ferraz una vez apartados los mandamases del momento. Por ello, discrepaba públicamente de Anguita y de la portavoz parlamentaria de IU, Rosa Aguilar, y se oponía a la formación de una comisión parlamentaria que investigase el GALimatías. En este caso ya mostró sus, al parecer naturales, tendencias al (en)Frente antiPPopular. El 21/10/1995 nos lo contaba «El Mundo»: «... [López Garrido]se mostró ayer convencido de que el PP hará todo lo posible para convertir la «comisión GAL» en la «precampaña» de las elecciones generales, y, opinó, que eso es algo que debería ser combatido desde todos los grupos políticos

No obstante, confirmando que no mostraba especial apego a la vieja guardía, el 24 de septiembre del mismo año «El Mundo» publicaba: «López Garrido declaró ayer que ante la perspectiva de que éste sea el último periodo de sesiones, una comisión de esas características no podría ni siquiera empezar a trabajar, además de que en su opinión las responsabilidades políticas sobre el GAL "está clarísimo" que recaen en Felipe González

Pues anda, que lo que dijo de Barrionuevo, un 23 de octubre de 1995, en la Comisión Constitucional que indignamente presidió aquél: «Hace tiempo le pedimos que asumiera su responsabilidad política y renunciara a su escaño de diputado, entonces no lo hizo, ahora lo volvemos a hacer para que abandone la presidencia de la Comisión Constitucional (...) ni ética ni estéticamente es presentable que el señor Barrionuevo presida la Comisión Constitucional del Congreso, ya no tiene la confianza mínima».

Un lince este Don Diego, ¿eh? Claro que para vista de idem la de uno de tantos quintacolumnistas a los que es tan aficionado Ramírez, Luis Antonio de Villena, que un buen día va y escribe: «...veo en Diego López Garrido una izquierda moderna, atrevida y renovadora -una izquierda moral- ...»

Son dos condicionantes muy fuertes. Por una parte, responder a las expectativas creadas ante intelectuales tan preclaros y, por otra, hacerse perdonar -¡por Rubalcaba y González!- algunos momentos de leve cordura democrática, requieren un esfuerzo muy importante. Lo comprendemos, pero, de momento, deje usted de dar lecciones de resistencia antifranquista y váyase a hacer puñetas.
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Gracias a El Mundo por permitir usar libremente su hemeroteca y a Libertad Digital por la foto

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