Montilla, hemos visto la luz
El gran Morosilla ha tenido una idea genial:promover el ahorro energético. Para ello, ni corto ni perezoso (contraditio in terminis, pero qué le vamos a hacer, lo pedía el contexto), digo que va y dice que va a regalar 200.000 bombillas de bajo consumo a las familias españolas (o lo que seamos). Pero aquí viene el problema, somos 15 millones de familias, entonces ¿cómo van a repartir las lámparas?
¿Se las darán todas a los catalanes? Ya saben lo que eso favorece la cohesión de España. Estaría bien, que las usen, que ahorren y que luego nos lo cuenten, en catalán, claro.
También podíamos recurrir a aquella costumbre tan española de "pasear la virgen". Esta vez pasearíamos la bombilla. Esta semana les toca a los del cuarto y, en cuanto vean las maravillas de ahorro Morosilla, que pasen el artilugio luminiscente a los de quinto.
Un buen sistema, para que aquellos que no lograrán hacerse con la preciada bombilla no se sintieran discriminados, sería seguir el procedimiento de la "pedrea de pan y quesillo" que todos los abriles se celebra en Palencia. Lo contamos después de las fotos.
En la primera foto se observa el lugar desde el que se lanzarán las bombillas a la población. Una pequeña construcción desde donde miembros del Cabildo Catedralicio y del Consistorio, como es tradición desde 1549, apedrean con "pan y quesillo" en comemoración de las piedras que lanzaron los palentinos a Santo Toribio, a la sazón obispo de Astorga, cuando, en el año 530 fue a predicar contra la apostasía arriana que aquellos habían abrazado. Hoy, se habrían encadenado, como Tita, o le habrían dado yesca.
En la segunda foto observamos al personaje que nos vendría muy al pelo para realizar el lanzamiento de bombillas, el flamante alcalde palentino, recién elegido jefe de la cosa de Municipios y Provincias, que aunque, como se ve en la foto, tiene que mejorar su estilo, podría ser un buen apedreador bombillero. En la tercera foto se aprecía la ansiedad de la muchedumbre, que se instala en la ladera del Cerro del Otero, ante la perspectiva de poder conseguir la preciada luminaria.
Son ideas que se nos ocurren y que, aunque no sean muy brillantes, publicarlas es más barato que esta chorrada de campaña de ahorro energético que, así, nada más empezar, nos va a costar 1 millón tres cientos mil euros. Alguien se los embolsará ¿eh? Ya averiguaremos quién.
¿Se las darán todas a los catalanes? Ya saben lo que eso favorece la cohesión de España. Estaría bien, que las usen, que ahorren y que luego nos lo cuenten, en catalán, claro.
También podíamos recurrir a aquella costumbre tan española de "pasear la virgen". Esta vez pasearíamos la bombilla. Esta semana les toca a los del cuarto y, en cuanto vean las maravillas de ahorro Morosilla, que pasen el artilugio luminiscente a los de quinto.
Un buen sistema, para que aquellos que no lograrán hacerse con la preciada bombilla no se sintieran discriminados, sería seguir el procedimiento de la "pedrea de pan y quesillo" que todos los abriles se celebra en Palencia. Lo contamos después de las fotos.
En la primera foto se observa el lugar desde el que se lanzarán las bombillas a la población. Una pequeña construcción desde donde miembros del Cabildo Catedralicio y del Consistorio, como es tradición desde 1549, apedrean con "pan y quesillo" en comemoración de las piedras que lanzaron los palentinos a Santo Toribio, a la sazón obispo de Astorga, cuando, en el año 530 fue a predicar contra la apostasía arriana que aquellos habían abrazado. Hoy, se habrían encadenado, como Tita, o le habrían dado yesca.
En la segunda foto observamos al personaje que nos vendría muy al pelo para realizar el lanzamiento de bombillas, el flamante alcalde palentino, recién elegido jefe de la cosa de Municipios y Provincias, que aunque, como se ve en la foto, tiene que mejorar su estilo, podría ser un buen apedreador bombillero. En la tercera foto se aprecía la ansiedad de la muchedumbre, que se instala en la ladera del Cerro del Otero, ante la perspectiva de poder conseguir la preciada luminaria.
Son ideas que se nos ocurren y que, aunque no sean muy brillantes, publicarlas es más barato que esta chorrada de campaña de ahorro energético que, así, nada más empezar, nos va a costar 1 millón tres cientos mil euros. Alguien se los embolsará ¿eh? Ya averiguaremos quién.
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