Distintas versiones del derecho de pernada

Un partido, de los que presumen de situarse políticamente a la izquierda, pide un porcentaje del sueldo de los funcionarios para la financiación del partido.
Una diputada de un partido que lleva la izquierda hasta en el nombre se apunta a una comisión internacional para supervisar unas elecciones en Perú. Pero como consideran que la cosa pública es cosa suya (para eso son muy de izquierdas) actúa como si de su cortijo se tratara. Se lleva al novio (compañero) y pide que le envíen coche oficial para recogerle al aeropuerto. De lo que se deducen ya dos cosas, una es dudoso que el billete de avión lo haya pagado el novio si no ha querido pagar un taxi mal pagaría el billete y dos la diputada no se fía de su capacidad para coger un taxi y dar la dirección del hotel. Por otra parte la actuación del novio fue de total integración en la misión de su novia, pese a que no estaba acreditado para ello, si lo hubiera hecho algún otro diputado habría que haber oído los comentarios.
En Galicia donde no se habían convocado oposiciones desde hacía tiempo, existían un amplio grupo de funcionarios contratados. Llegan al poder los partidos de izquierda y que hacen, pues hacer de la cosa pública una cosa suya y despedir a los contratados para contratar de los suyos (ya se sabe, entienden mejor lo de la cosa pública). Despiden sin motivo, por lo que están pagando indemnizaciones por despido improcedente, pero como ya he dicho que más da sin al pagar pagamos todos y no sólo ellos(por cierto en los juicios están además teniendo que readmitir a los despedidos que recurren). La cosa es estupenda:
· el despido se paga entre todos los ciudadanos
· como los funcionarios son necesarios contratan a otros (pero de los suyos)
· los contratados suyos cobran (de lo que pagamos todos) y son susceptible de que les pidan un porcentaje del sueldo.

Esta es la interpretación actual (surrealista diría yo) del derecho de pernada por parte de los partidos autodenominados progresistas