Caras y caretas
El diario La Vanguardia censura un encarte del Foro Ermua y su director lo justifica por “faltar (el texto) a la verdad”
Este hombre, el director de la Vanguardia, es el que desde las tertulias de Radio Nacional MeExtraña, cuando gobernaba Aznar, daba ese toque centrista necesario para hacer creíble nuestro mensaje. Eso pensaban, ¡cómo no!, los arriolitas que embadurna(ba)n cualquier atisbo de heroismo en el PP.
Como donde yo vivo escuchar la COPE, sobre todo por la noche, es como escuchar Radio Pirenaica con una radio de válvulas en los años del hambre, en algunas ocasiones escuchaba 24 Horas, de Manuel Antonio Rico, en RNE; generalmente, cuando participaba Justino Sinova. Pero los responsables de comunicación del PP han sido siempre tan listos, que elegían par acompañar al Sinova de turno, ora Cernuda ora F. Jaúregui, ora Antich ora Calvo Hernando. A veces, oraban todos juntos contra el PP, Aznar y el sursum corda que estuviese presente o ausente, eso da igual si es de derechas.
Todo quedaba muy centrista, pim, pam..., plaff, zas, pum... y así, hasta que ya, a modo de gong, las señales horarias nos mandaban a todos al cine de las sábanas blancas.
Claro que todo este barniz progreRegre, que volvía el posible tono liberal en un matiz debidamente centrista, no hubiera sido nada sin el toque catalán moderado. Algo así como esas manchurrinas que colocan en el plato los modernos sastres de la cocina, no valen para nada pero, si no estuvieran y el plato no fuese cuadrado, ¡qué antiguos!
Pues este Antich, que torna el vino político en agua de vichy, es el que, ahora, se quita totalmente la careta y, después de haber retirado definitivamente, al modo stalinista, el apellido Española a la gloriosa Vanguardia, les dice a los héroes de Ermua que mienten. Definitivamente, lo que en el resto de España es el golpe de estado en presente continuo, en Cataluña es el golpe de estado perpetuo.
Este hombre, el director de la Vanguardia, es el que desde las tertulias de Radio Nacional MeExtraña, cuando gobernaba Aznar, daba ese toque centrista necesario para hacer creíble nuestro mensaje. Eso pensaban, ¡cómo no!, los arriolitas que embadurna(ba)n cualquier atisbo de heroismo en el PP.
Como donde yo vivo escuchar la COPE, sobre todo por la noche, es como escuchar Radio Pirenaica con una radio de válvulas en los años del hambre, en algunas ocasiones escuchaba 24 Horas, de Manuel Antonio Rico, en RNE; generalmente, cuando participaba Justino Sinova. Pero los responsables de comunicación del PP han sido siempre tan listos, que elegían par acompañar al Sinova de turno, ora Cernuda ora F. Jaúregui, ora Antich ora Calvo Hernando. A veces, oraban todos juntos contra el PP, Aznar y el sursum corda que estuviese presente o ausente, eso da igual si es de derechas.
Todo quedaba muy centrista, pim, pam..., plaff, zas, pum... y así, hasta que ya, a modo de gong, las señales horarias nos mandaban a todos al cine de las sábanas blancas.
Claro que todo este barniz progreRegre, que volvía el posible tono liberal en un matiz debidamente centrista, no hubiera sido nada sin el toque catalán moderado. Algo así como esas manchurrinas que colocan en el plato los modernos sastres de la cocina, no valen para nada pero, si no estuvieran y el plato no fuese cuadrado, ¡qué antiguos!
Pues este Antich, que torna el vino político en agua de vichy, es el que, ahora, se quita totalmente la careta y, después de haber retirado definitivamente, al modo stalinista, el apellido Española a la gloriosa Vanguardia, les dice a los héroes de Ermua que mienten. Definitivamente, lo que en el resto de España es el golpe de estado en presente continuo, en Cataluña es el golpe de estado perpetuo.
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