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5 de enero de 2011

La cobardía de Don Corleone

Polemizaba brevemente yo el otro día en el blog de Anghara con la titular sobre la supuesta cobardía de Rajoy en sus usos políticos. Ella comentaba en tono jocoserio que para dilapidar a Álvarez Cascos había que tener un par... de matones, añado yo; y por eso decía que hasta Don Corleone fue un cobarde: él nunca se manchaba las manos, pues para ello ya tenía un par de sicarios como es debido.
Ahora, como estamos en la época de la Bibigualdad, también existe una cierta paridad en el personal que maneja el cuchillo político. El caso es que il padrino no se pringue mucho sus manos políticas, que luego van al pan, digo al voto.
Da igual, me reafirmo, Rajoy es el jefe de una organización que en la actualidad se comporta como una sociedad mafiosa: te hace el favor de protegerte de la intemperie por el módico precio de renunciar a tus principios y subordinarte a la obediencia ciega al capo.
Sí, ya sé que los demás clubes políticos funcionan igual, pero, dadas sus supuestas ideologías no podrían hacerlo de otra manera, está en su sustancia. Y de centralismos democráticos hace muchos años que uno ya se vacunó.
El miedo es libre, pero no es conveniente votar a los pusilánimes (sobrevenidos o de vocación), porque le acaban dando las televisiones al enemigo. ¿O era amigo?.

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