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8 de febrero de 2009

Crónica y además lo que tenemos que soportar




Vuelvo a escribir con ganas, la verdad hay veces que los hechos te reconcilian con el ser humano o con la sociedad en la que vives y hoy he vivido uno de ellos.

Por una parte fui a la manifestación sin mucha esperanza, sabiendo que en los foros de los partidarios de la imposición se estaba calentando el ambiente. Al llegar a la Alameda me impresionó ver a numerosas familias con hijos, abuelos con nietos y personas de toda Galicia. Era impresionante la cara de felicidad de los manifestantes (esa impresión la tuve también en la primera manifestación por en contra de la rendición del gobierno del psoe ante los asesinos organizados en banda con pretensiones políticas). 

De repente veo que se mueven los antidisturbios y me acerco preguntando a la gente que es lo que pasa. Pues resulta que le pregunté a uno de los que venía a reventar la manifestación que comenzó diciendo que mucha democracia pero que no les dejaban manifestarse. Tuve que buscar toda la didáctica y la calma del mundo para explicarle que además de las leyes de imposición lingüística que ellos defienden hay otras como la ley de manifestación que no permite la realización de contramanifestaciones. Me dijo que la ley no era como se decía ya que en Santiago no se aplicaba el 50%, me sorprende lo que me dices porque en La Coruña (a la que vosotros odiais por españolista) se aplica a rajatabla en todos los colegios. Es que yo no pude estudiar en gallego. Vale y por eso ha de estudiar mi hija en gallego para pagar lo que han hecho otros, no te parece injusto. Es que si es gallega tiene que hablar gallego, que bonito pues mira yo soy gallega y no lo hablo en cambio llevamos diez minutos hablando y no hay problema entre nosotros (por supuesto él hablaba en gallego y yo no). 

Mientras esto ocurría unos amigos del conversador defensor del gallego le pegaron un puñetazo a un miembro de Coruña Liberal por el simple hecho, supongo, de manifestar su rechazo a una ley totalitaria. Os muestro como le quedó el ojo al pobre hombre. Lo peor fue la cara de angustia de una de las niñas que iban con él ya que era uno de los grupos familiares de los que hablaba antes. Su entereza en cambio fue un ejemplo. 

Esto es lo que tenemos que soportar en Galicia pero además hoy ha habido un montón de personas que juntas demostraron a los políticos que conocen sus derechos. Que han sabido no arredrarse ante las intentonas de los correligionarios de provocar a los que reclamaban sus derechos. Hoy he conocido a personas que han venido desde Cataluña a apoyarnos (cosa que no creo que yo hiciera en su lugar) porque ellos llevan mucho tiempo aguantando el yugo y saben que es lo que está pasando. Hoy he encontrado a personas que dejaron de hacer cosas para ir a gritar LIBERTAD, para ir a decir que quieren LIBERTAD. Hoy ha sonado la Novena de Beethoven en la Quintana. Espero que todos los que se presentan a las elecciones sepan entender que no va a haber subvenciones, ni chantajes para poder callarnos.