España, una nación
Parece que vuelve a estar de moda el concepto de nación y su aplicación a unos territorios o a otros o a todos. Yo tengo una idea (¡milagro!) quizás un poco peregrina pero que voy a exponer. Creo que un país, es como una comarca, pero en grande. Es decir, es un conjunto de tierras, normalmente extendidas en una continuidad geográfica (islas, penínsulas, valles, etc.) que no tiene por qué implicar homogeneidad del relieve, donde viven gentes con vínculos, más o menos ancestrales, de carácter idiomático (propio o prestado, siempre propio a la postre), cultural, religioso, económico, etc.
A mi modo de ver, lo que otorga un singularidad especial a la nación, no es solo el hecho, con ser importante, de que nosotros nos sintamos singulares con respecto a personas de otros países, sino que ellos nos lo reconozcan. Esto es complicado, porque depende de las cualidades contextuales que definan a los nacionales. Así, para algunos historiadores o algunos seguidores del hecho militar, Prusia es un ejemplo de gran nación, pero desconocida para la mayoría de los psicólogos que se licencien este año. De igual modo, para los amantes del rugby Samoa es una nación importante que la mayoría no sabríamos señalar en el mapa.
Es el hecho de acumular a lo largo de siglos gran cantidad de cualidades contextuales lo que consolida fuertemente el concepto de nación. Por eso Mozart, Verdi, Rossini, Tchaikovsky y todos aquellos que llenaban los teatros hace 100 o 200 años, ya situaban la acción de sus obras en las grandes naciones, porque su público, independientemente en que lugar tuviera la representación, sabía de qué se hablaba cuando Caruso hacía gorgoritos desde Inglaterra, Japón, Rusia, Alemania, Francia o España.
Sí, España, por eso España es una nación, porque fuera de aquí se la reconoce como tal. Pero los méritos para ese reconocimiento se logran a través de la historia y no comprando voluntades en corruptos foros internacionales, como hacen los quieren tener una nación postiza, como si fuera un peluquín.
A mi modo de ver, lo que otorga un singularidad especial a la nación, no es solo el hecho, con ser importante, de que nosotros nos sintamos singulares con respecto a personas de otros países, sino que ellos nos lo reconozcan. Esto es complicado, porque depende de las cualidades contextuales que definan a los nacionales. Así, para algunos historiadores o algunos seguidores del hecho militar, Prusia es un ejemplo de gran nación, pero desconocida para la mayoría de los psicólogos que se licencien este año. De igual modo, para los amantes del rugby Samoa es una nación importante que la mayoría no sabríamos señalar en el mapa.
Es el hecho de acumular a lo largo de siglos gran cantidad de cualidades contextuales lo que consolida fuertemente el concepto de nación. Por eso Mozart, Verdi, Rossini, Tchaikovsky y todos aquellos que llenaban los teatros hace 100 o 200 años, ya situaban la acción de sus obras en las grandes naciones, porque su público, independientemente en que lugar tuviera la representación, sabía de qué se hablaba cuando Caruso hacía gorgoritos desde Inglaterra, Japón, Rusia, Alemania, Francia o España.
Sí, España, por eso España es una nación, porque fuera de aquí se la reconoce como tal. Pero los méritos para ese reconocimiento se logran a través de la historia y no comprando voluntades en corruptos foros internacionales, como hacen los quieren tener una nación postiza, como si fuera un peluquín.
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